Es importante que sepas que las sardinas son peces pequeños de muy buen sabor, que ofrecen un alto contenido vitamínico y proteínico para quienes la consumen. Pero es necesario comprar la sardina fresca para obtener el mayor aporte nutritivo, por eso te diremos cómo reconocerla cuando está realmente fresca.
Este es un pez de las especies pequeñas que está prácticamente disponible durante todo el año para su consumo, como mencionamos anteriormente es importante consumirlo fresco, ya que los peces más viejos, pueden tener un alto olor oleoso, que se torna bastante desagradable.
Aunque como todos sabemos las sardinas están disponibles frescas para su adquisición en mercados, pero es un producto que también se comercializa en supermercados de manera congelados o enlatados, pero este tipo de producto pierde su aroma original y su sabor inigualable.
Existen infinidades de recetas deliciosas que necesitan de una sardina fresca, para realzar su sabor y obtener una magnifica comida, pero al momento de comprarlas debemos asegurarnos de conseguirlas frescas. Una vez sepas cómo reconocerlas cuando están frescas podrás realizar la receta que desees.
Aquí hay cinco elementos que debemos tomar en cuenta al momento de la compra:
Los ojos de la sardina deben estar claros, las agallas deben ser rojizas, la piel debe ser brillante, húmeda e incluso resbaladiza. Además la piel no debe verse opaca, no debe haber olor desagradable y la carne del pez debe ser firme y elástica cuando se toca.
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Muchas especies de peces pequeños pueden llamarse sardinas, siempre que tengan menos de 15 cm de largo, una vez que sobrepasan ese tamaño definitivamente ya estamos enfrente de otra especie diferente. Sin importar su origen, definitivamente es un pescado delicioso y nutritivo que, sin duda, está infravalorado.
Las sardinas ofrecen alto contenido en vitaminas y minerales. Una mínima ración de sardinas durante el día puede aportar un veinticinco por ciento de niacina en la porción diaria recomendada, trece por ciento de vitamina B2, y ciento cincuenta por ciento de vitamina B12.
Las vitaminas B se requieren para colaborar en el óptimo funcionamiento del metabolismo que nos provee energía y en el sistema nervioso. Las sardinas tienen alto contenido de potasio, alcium, selenio, hierro, calcio y proteínas. También son ricas en vitamina D.
Las sardinas son los mejores proveedores de omega-3, estos ácidos grasos que limitan el desarrollo de enfermedades del corazón y reduce la posibilidad de aparición del Alzheimer porque se comprobó que incluso puede acrecentar las funciones cerebrales.
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Las sardinas adicionalmente de formar parte de la cadena alimenticia de peces de mayor tamaño, su primordial uso es el consumo (frescas, congeladas o enlatadas) por parte de los individuos, debido a que, como mencionamos anteriormente son pescados ricos en sabor y aportan mucho para la salud.
Sin embargo, este pescado se utiliza con otras técnicas como salazón, en secado, ahumado. También se utiliza para consumo alimenticio de animales en forma de reducción en harina del pescado, como cebo para pescar y por otro lado, el aceite de la sardina se usa para fabricar linóleo, barniz y pintura.
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