Es importante que sepas que las sardinas son peces pequeños de muy buen sabor, que ofrecen un alto contenido vitamínico y proteínico para quienes la consumen. Pero es necesario comprar la sardina fresca para obtener el mayor aporte nutritivo, por eso te diremos cómo reconocerla cuando está realmente fresca.
Este es un pez de las especies pequeñas que está prácticamente disponible durante todo el año para su consumo, como mencionamos anteriormente es importante consumirlo fresco, ya que los peces más viejos, pueden tener un alto olor oleoso, que se torna bastante desagradable.
Aunque como todos sabemos las sardinas están disponibles frescas para su adquisición en mercados, pero es un producto que también se comercializa en supermercados de manera congelados o enlatados, pero este tipo de producto pierde su aroma original y su sabor inigualable.
¿Que debemos considerar para comprar una sardina fresca?
Existen infinidades de recetas deliciosas que necesitan de una sardina fresca, para realzar su sabor y obtener una magnifica comida, pero al momento de comprarlas debemos asegurarnos de conseguirlas frescas. Una vez sepas cómo reconocerlas cuando están frescas podrás realizar la receta que desees.
Elementos a considerar
Aquí hay cinco elementos que debemos tomar en cuenta al momento de la compra:
- Busca carne firme y brillante: La carne de la sardina debe rebotar al tocarla, no debe hundirse. La piel tiene un brillo metálico natural y no debe verse opaca. La superficie de la piel debe estar apretada, la piel agrietada podrían ser signos de mal estado.
- Olfatear el pescado: El pescado fresco no debe oler, pero debe tener un aroma suave. El olor es específico del mar desde donde ha sido capturado. Es natural y agradable. La sardina que es vieja tiene un alto olor aceitoso bastante desagradable.
- Ver los ojos: Esta es quizás una de las mejores maneras de comprobar si su sardina está fresca o no. Los ojos pueden decirte mucho sobre su frescura. Los ojos deben ser abultados, brillantes y claros. No deben estar presentes. Si los ojos están hundidos en la cabeza podría sugerir que el pescado es viejo.
- Mirar las agallas: Deben ser un color tipo rosa o rojizo, si muestra un color degradado con un aspecto pardo o marrón indica que no tiene la frescura que andamos buscando, de hecho podría decirse que es un pescado rancio.
- Otros signos: Compruebe si hay cualquier tipo de decoloración de la piel, la supresión marrón o amarilla alrededor de los bordes, o una textura esponjosa, todos estos son signos de peces viejos. Ahora ya sabes cómo comprar tu sardina de la mejor calidad.
Para recordar:
Los ojos de la sardina deben estar claros, las agallas deben ser rojizas, la piel debe ser brillante, húmeda e incluso resbaladiza. Además la piel no debe verse opaca, no debe haber olor desagradable y la carne del pez debe ser firme y elástica cuando se toca.
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Conoce más acerca de la sardina
Muchas especies de peces pequeños pueden llamarse sardinas, siempre que tengan menos de 15 cm de largo, una vez que sobrepasan ese tamaño definitivamente ya estamos enfrente de otra especie diferente. Sin importar su origen, definitivamente es un pescado delicioso y nutritivo que, sin duda, está infravalorado.
Importante aporte nutritivo
Las sardinas ofrecen alto contenido en vitaminas y minerales. Una mínima ración de sardinas durante el día puede aportar un veinticinco por ciento de niacina en la porción diaria recomendada, trece por ciento de vitamina B2, y ciento cincuenta por ciento de vitamina B12.
Las vitaminas B se requieren para colaborar en el óptimo funcionamiento del metabolismo que nos provee energía y en el sistema nervioso. Las sardinas tienen alto contenido de potasio, alcium, selenio, hierro, calcio y proteínas. También son ricas en vitamina D.
Las sardinas son los mejores proveedores de omega-3, estos ácidos grasos que limitan el desarrollo de enfermedades del corazón y reduce la posibilidad de aparición del Alzheimer porque se comprobó que incluso puede acrecentar las funciones cerebrales.
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Diversos usos
Las sardinas adicionalmente de formar parte de la cadena alimenticia de peces de mayor tamaño, su primordial uso es el consumo (frescas, congeladas o enlatadas) por parte de los individuos, debido a que, como mencionamos anteriormente son pescados ricos en sabor y aportan mucho para la salud.
Sin embargo, este pescado se utiliza con otras técnicas como salazón, en secado, ahumado. También se utiliza para consumo alimenticio de animales en forma de reducción en harina del pescado, como cebo para pescar y por otro lado, el aceite de la sardina se usa para fabricar linóleo, barniz y pintura.