Los cuerpos grandes, se esconde una delicada y exquisita carne que hará las delicias de los paladares más exigentes. Ideales para sumar variedad y buen gusto en una buena mariscada.
La forma de cocinarse es simple, pero estos son los pasos a seguir:
Lo primero es colocar un barreño con agua fría con hielo. Ha de estar muy fría. Es para sacar de la cocción el marisco, romper la misma y con el contraste ce temperatura que las cáscaras se despeguen de la carne del marisco.
Colocamos en una olla unos 3 litros de agua y vamos a ponerla a fuego muy fuerte. Cuando va calentando vamos añadiendo sal abundante, y vamos removiendo con una varilla o con una cuchara de palo, para ir disolviéndola. Pensad que lo que tenemos que conseguir es aproximadamente la misma concentración de sal que en agua marina, o sea, el agua marina tiene en torno a un 3.5 % de salinidad (es un poco más, pero para entendernos está bien). Para tres litros de agua necesitaremos, al menos, 250 g de sal. No obstante la vamos a ir añadiendo poco a poco. El hecho es que disolvemos sal en el agua caliente hasta que esté tela de salada, como en la playa. Así no hay que añadir sal una vez cocido.
Cuando rompe a hervir a borbotones y está en su punto de sal añadimos la manzanilla y el laurel y acto seguido las bocas. Hasta romper a hervir son aproximadamente 2 minutos y un par de más de cocción, o sea, unos 4 minutos desde que las ponemos en el agua hirviendo. Transcurrido este tiempo, las sacamos, escurrimos, y añadimos en el agua con hielo. Removemos para que se homogeneice la temperatura. Si vemos que el agua queda templada, más hielo, no os cortéis. Dejamos reposar unos minutos en el agua helada y luego escurrimos.
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